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DESDE ÁFRICA: ENTREVISTA A UN MAESTRO TANZANO

Jackson Richard Buzingo (izquierda) de Tanzania presenta el plan de estudios de El Camino a la Felicidad a un maestro en una de las varias escuelas en las que ha estado presentando los 21 preceptos a los estudiantes.

De las trincheras de los pueblos tanzanos, Jackson Buzingo nos dice cómo El Camino a la Felicidad le ha dado un nuevo mañana para llevar a otros.

Jackson Richard Buzingo es profesor de inglés, suajili e historia en la región de Kigoma, Tanzania. El país es conocido por la mayoría por ser el hogar de la montaña más alta de África, el monte Kilimanjaro, y por la gran migración de ñus anual de dos millones de animales de Serengeti en Tanzania a Masai Mara en Kenia. Pero lejos de las populares atracciones, en el noroeste de la frontera con Tanzania cerca de Burundi, está la Región de Kigoma y la ciudad de Buzingo en Kasulu.

“Nací en una familia pobre. Mis padres eran tan pobres que ni siquiera podían llevarme a la escuela. Pero debido a que la educación primaria era gratis, proporcionada por el gobierno, me dio la oportunidad de recibir una educación”, dice. A cambio, Buzingo se convirtió en profesor para darle a los niños de Tanzania un futuro más brillante.

“El Camino a la Felicidad ha sido mi compañero desde el 2008. Mientras estaba en mi último año en la Universidad de Profesores de Kabanga, tenía estrés por la pobreza. Estaba decepcionado porque no tenía nada de lo que necesitaba en la vida para satisfacer mis necesidades regulares. Lo recuerdo bien. En marzo del 2008, fui a la sala de ordenadores de la universidad para utilizar Internet. Estaba buscando la palabra ‘felicidad’ y encontré el sitio web de El Camino a la Felicidad y empecé a solicitar libritos”, explica Buzingo. Empezó a enseñar a sus estudiantes con El Camino a la Felicidad, en conformidad con el autor del libro, L. Ronald Hubbard, que dijo: “Tú eres importante para otras personas. Se te escucha. Tú puedes influir en otros”.

Buzingo dice: “En mi comunidad las personas viven con venganza, hostiles unos a otros, asesinándose unos a otros por problemas de propiedad de la tierra, asuntos de herencia familiar, etc. Así que haré todo lo que pueda para detener esta amenaza que destruirá los principios morales de nuestros jóvenes. Esa es la razón de que mi enfoque con El Camino a la Felicidad sea en los jóvenes y los niños que componen la mayoría de la población de mi comunidad”.

Continúa: “Lo que me importa es ver a la gente vivir en un mundo sin violencia donde no haya ni desigualdad, ni opresión, ni explotación. Porque, creo que la gente tiene la misma procedencia, sin importar sus diferencias, su raza, su color, etnia, creencias religiosas, etc.”.

“Lo que me importa es ver a la gente vivir en un mundo sin violencia donde no haya desigualdad, ni opresión, ni explotación”.

Buzingo ahora entrega en tres universidades y en una escuela secundaria: la Escuela de Kabanga de Enfermería y Matronas, la Universidad de Profesores de Kabanga, la Universidad de Profesores de Kasulu y la Escuela Secundaria de Muka. “En Tanzania la gente se enfrenta con diversos problemas que pueden llevar al caos y a la violencia. Estoy comprometido a traer el cambio llegando a los estudiantes universitarios, a los de secundaria, a líderes del gobierno y también a miembros de la comunidad”, dice.

Los estudiantes comparten con Buzingo lo que los 21 preceptos de El Camino a la Felicidad significan para ellos. Uno de la Escuela de Enfermería de Kabanga dijo: “El Camino a la Felicidad me ha mostrado cómo la bondad hacia otras personas es muy importante y cómo estos escritos son únicos en mejorar el comportamiento humano por las virtudes que proveen. Recomiendo el cometido de L. Ronald Hubbard en el mundo como extraordinario”.

Ahora Buzingo planea crear clubes de El Camino a la Felicidad en las escuelas y universidades donde enseña. “El Camino a la Felicidad ha cambiado mi vida, por eso estoy trabajando incansablemente para influir en otros”.



RESTAURA LA CONFIANZA

La Fundación Internacional de El Camino a la Felicidad trabaja para revertir la decadencia moral de la sociedad restableciendo la confianza y la honestidad, por medio de una amplia distribución de los 21 preceptos. Las donaciones apoyan la producción y distribución del librito de El Camino a la Felicidad y del material del plan de estudios.