FELICIDAD: ALGO QUE VALE LA PENA COMPARTIR
Voluntarios de El Camino a la Felicidad de grupos de España llegan a sus comunidades para mejorar la calidad de vida.
En el Día Internacional de la Felicidad, los voluntarios de los grupos de El Camino a la Felicidad de España se unieron a personas con ideas afines de todo el mundo y marcaron el día repartiendo este folleto a sus vecindarios y en las calles concurridas de sus ciudades.
Animaban a los que les daban el folleto a que dieran ejemplares a sus amigos cuya felicidad es importante para ellos. Y les invitaban a hacer un curso gratuito online en el sitio web de la Fundación de El Camino a la Felicidad.
“La alegría y felicidad verdaderas son valiosas”, así empieza El Camino a la Felicidad, una guía de sentido común para vivir mejor, escrita por el autor y filántropo L. Ronald Hubbard en 1981. Unos 200 años antes, Thomas Jefferson escribió la Declaración de Independencia incluyendo la búsqueda de la felicidad como un derecho inalienable. Y en 2011 la Asamblea General de las Naciones Unidas hizo eco de estos conceptos mediante la adopción de una resolución que reconoce la felicidad como una “meta humana fundamental”.
Pero ¿hay alguna manera de lograr la felicidad, una herramienta con la que toda persona pueda garantizar o mejorar sus posibilidades de beneficiarse de este preciado estado? Ese es el propósito de El Camino a la Felicidad y la razón por la que el librito ha inspirado un movimiento internacional.
“La felicidad consiste en participar en actividades que valen la pena”, escribió el Sr. Hubbard en el Epílogo de El Camino a la Felicidad, un libro que contiene 21 principios o preceptos básicos. Estos “señalan el camino hacia una vida menos peligrosa y más feliz”.